"Por sus frutos los conocereis"

En este mundo de hoy con claras señales de descomposición, donde los resultados de la actividad del hombre son a todas luces perjudiciales al hombre mismo se hace necesaria la reflexión profunda sobre lo que estamos haciendo por qué y para qué.

El cristianismo como faro autoproclamado para la dirección moral de la humanidad debe también iniciar una muy profunda revisión de sus bases históricas y doctrinales, de la esencia que hemos heredado de los que vivieron antes que nosotros, algo está mal, los frutos que estamos pariendo nos distancian grandemente del Hombre – Dios que se supone seguimos y tratamos de imitar. Algo llegó desvirtuado y se instaló en la conciencia de los cristianos y dos mil años después aún sigue ahí y desarrollándose.

El creerse con derecho a quitar la vida humana a nombre de Cristo ya fue ejercido por la Inquisición y vuelve a aflorar hoy, ahora en los cristianos llamados protestantes; los problemas de abusos sexuales contra menores señalan un divorcio entre el mensaje de amor que el Cristo vino a predicar y sus seguidores.

Los estilos de vida fastuosos en que viven los que deberían ser ejemplo indican que no fue comprendido porqué el Señor de todo lo creado decidiera nacer en la más absoluta pobreza, en un comedero para animales en vez de un palacio de luz con vitrales en diamantes y pisos de oro como pudo fácil y merecidamente haber sucedido.

La lucha para mantener prisionera en su cuerpo material a Terry Schiavo, la hubiera entendido mejor entre los que creen que después de esta vida no existe nada más pero no en los que su principal objetivo debería ser el regreso a la casa del Padre, tal como el “Hijo Pródigo”.

El aceptar que se mienta por una “buena” causa o para aparentar ser lo que no se es solo muestra que le han quitado el valor al “No Mentiras” al igual que al “No Mataras”; algo no está bien y debemos reconocerlo, debemos buscar la causa de los resultados obtenidos hoy bajo la luz moral de los “cristianos”.

La revisión debe ser profunda y personal ya que este viaje es individual y las reglas no la escribieron ni los evangelistas, ni los obispos, ni los imanes, es una responsabilidad personal que no aceptará como atenuante el “yo creía”.

Quizás las divergencias entre el Pablo romano y el Pedro judío eran mucho más profundas que la simple circuncisión y ahí pudiéramos encontrar algunas pistas.

Tal vez el hecho de que el Hijo del Hombre por propia decisión hubiese nacido y muerto en la religión judía tenga algún significado.

Pudiera ser que la religión Judía, creada por Jehová con los más portentosos episodios de la historia religiosa humana, fuera creada para ser portadora de una revelación que no llegó nunca a los cristianos.

Los diálogos del Jesús niño en el templo donde asombraba a los doctores de la Ley pudieran decirnos algo, no creo que para los 10 mandamientos se necesitaran doctores, algo más debía de haber y no nos ha llegado. Lo único que nos ha llegado es que Jesús niño si lo sabía mucho mejor que los “doctores de la Ley”.

A lo mejor los cristianos no convirtieron al Emperador Constantino y fue el Emperador quien convirtió a los cristianos a las lisonjas del poder y toda su corruptela, hasta llegar a instalarse en la Roma imperial y no en Jerusalén ciudad santificada por el mismo Dios.

No sé, pero deberíamos buscar respuestas por todas partes ya que “Por sus frutos los conoceréis”

Víctor Ml. Caamaño

Miami Beach