El camino no es hacia la derecha o la izquierda, es hacia adelante por un planeta compartido, no repartido.


RECTIFIQUEMOS

lunes, enero 08, 2007

Mi Fotografía


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Me siento complacido al mostrar mi fotografía de un atardecer de otoño en Miami Beach, más específicamente en mi playa, a dos bloques de mi apartamento. Cuando una persona puede usar algo como, cuando y donde le dé la gana, es dueño del objeto, en mi caso pienso la playa como mía y voy cada tarde que puedo. Si la vida te da limones, se debe hacer limonada.

Escuchar el sonido del mar es relajante. Estamos delante de una fuerza imponente y terrible a la que tememos, pero que a la vez produce paz y vida. Nos mostramos ante ella altaneros para disimular el pánico que pudiera causar lo que sabemos, el útero generoso y primero de nuestra Madre Naturaleza.

Con los úteros en general tenemos una información incompleta, sabemos que fue la puerta de llegada, pero no que no es la puerta de regreso y eso quizás explique nuestra tendencia atávica de tratar de regresar constantemente a esa puerta, por lo menos a tratar de atisbar el maravilloso mundo del que provenimos.

Pero el mar tiene su propio lenguaje y eso lo conocen bien los marineros. El mar tiene que comunicarse, tal como el desierto, como el cielo en el que todos aprendimos su forma de anunciar la próxima lluvia. Pudieran haber más señales que no atendemos por nuestra velocidad de vida. Las que los animales percibieron para huir tierra adentro antes del Tsunami de Asia.

Hasta ahora he podido conocer que el sonido del mar tiene distintos tonos, timbre y frecuencia, además he llegado a diferenciar el sonido que resulta cuando el agua amorosamente lame la arena y cuando otras veces le pega con rabia y terquedad.

La elemental agua me atrae. Me gusta caminar en el borde donde se juntan el mundo del mar con el del aire y el de la tierra, hay una conjunción de energías de los tres, es una triple frontera.

En estas disquisiciones he visto muchos atardeceres y este es uno de ellos.


1 comentario:

  1. Realmente maravilloso. Comparto contigo ese disfrute de la naturaleza, donde nos sentimos unidos a Dios al descubrir que somos parte de ella.
    Tu amiga
    MAC

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