A una madre olvidada

Publicado en Mayo 15, 07

en el Diario Las Americas

No puede existir un acto más miserable que el sacar de la memoria a quien permitió que a través de su propio ser llegara a ti el don sagrado de la vida.

La vida es mucho más de lo que creemos, la vida es más que un simple no al aborto, es más que un proceso químico biológico, porque implica conciencia, implica instintos, contiene deseos y sentimientos, conlleva iniciativa, ambición y voluntad. La vida es la energía que lo anima todo al discurrir sin tiempo a través de la materia y cuyo origen es la Fuente Primera.

Cuando un ser permite, a riesgo de su propia existencia, que su cuerpo sea utilizado por la vida para engendrar otros seres vivientes esté consiente o no lo hace por amor aunque crea que no lo conoce, ninguna otra cosa puede justificar el largo sacrificio y las graves responsabilidades que esa aceptación inicia. Es por eso que duele tanto el olvido de los hijos, aunque por amor siempre se termine entendiendo para perdonar.

Hoy quiero reclamar a gritos que dediquemos un solo latir de nuestro corazón a la Madre de todas las madres, a la Madre maravillosa que nos ha permitido nacer y existir y que hoy se encuentra terriblemente enferma, que necesita de nuestra compresión, de nuestro apoyo, de nuestro agradecimiento y de nuestra ayuda, y me refiero a la Madre Naturaleza cuyo cuerpo físico es el planeta Tierra.

Ante el fracaso de la conferencia de la ONU sobre clima y energía limpia es preciso entender que si no volvemos a establecer una relación madre-hij@ con la naturaleza, no solo nos estamos suicidando colectivamente, es muchísimo peor, le estamos conculcando el derecho a existir a todas las especies y convirtiéndonos como raza en una maldición.

Lealtad a la Madre

Víctor Ml. Caamaño

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