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RECTIFIQUEMOS

domingo, julio 15, 2007

La corrupción y el éxito

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Hemos visto con admiración y respeto la firmeza de la fiscalía federal de Florida contra el fraude y la creciente corrupción. Es necesario reconocer la valerosa ayuda de los reportajes investigativos contra ese flagelo, pero eso no es suficiente si los que vivimos aquí no ayudamos a combatir el mal que nos empobrece, arruinándonos como pueblo, robándonos e irrespetándonos como personas. La corrupción es la peor confabulación contra la democracia, la actividad más funesta para el planeta y sus habitantes, rompe el orden natural del trabajo y su resultado tarando el desarrollo normal de las naciones.

La corrupción beneficia con la excepción que es permitida por los encargados de hacer cumplir las leyes, en favor de un ente comercial o una persona física pero, para que el negocio de la corrupción opere sin crear crisis es imprescindible que los demás cumplan con la ley, pero la metástasis termina infestando e incluyendo a muchos y la crisis se vuelve inevitable. En una larga fila para entrar al teatro, quien rompa el orden para entrar primero obtendrá un beneficio “corrupto”, siempre y cuando los demás permanezcan en fila, cuando muchos traten de entrar sin respetar el orden reinará el caos y nadie con seguridad entrará al teatro, lo mismo sucede cuando la corrupción se generaliza, la sociedad entra en caos y siempre las mayorías resultaran sacrificadas, a alguien hay que robarle el dinero y es mucho más fácil tomarlo de los impuestos que de un asalto a un banco.

Las actitudes que permiten que la corrupción se extienda son: 1- la indiferencia ciudadana, cuya base es el no tener problemas señalándose, displicencia y comodidad o la callada esperanza de que le toque su oportunidad para robar; y 2- el silencio cómplice de las ideologías que son más leales a si mismas que al país que dicen defender.

El origen está en el ubicar el éxito en lo que se tiene y no en lo que se es. En el pasado el orgullo de ser honorable para ser aceptado socialmente era una limitante para no delinquir y cuando se ejecutaba una acción reñida con la sociedad se hacía en secreto, cuando el éxito depende de lo que se puede aparentar todas las limitaciones desaparecen y la sociedad se va en banda. “El cash es lo único que cuenta”.

Si no logramos remover esa falsa premisa de éxito, el narcotráfico continuará, los asaltos, la compraventa de pornografía y prostitución infantil, el robo descarado, la comercialización de la medicina, del sexo, de la educación, de la política, la degeneración de nuestra niñez por el ejemplo que les damos y que los impulsa a delinquir, a matarse y suicidarse demasiado temprano, y en fin, toda la lista de delitos que la avaricia, endrogada con impunidad, es capaz de concebir y cuyos resultados siempre serán amargos para todos los que no sean parte de la piña corrupta, los más.

¿A favor o en contra?

Víctor Ml. Caamaño

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