Suprimieron el Limbo

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El Limbo fue una zona que los humanos fundamos como una tierra de nadie en medio de las muchas moradas que existen en el mundo del Padre. Un lugar sin dolor o placer, sin luz ni oscuridad, sin sufrimiento o felicidad, con entrada pero sin salida, en una palabra: un error equivalente a un horror. Un lugar tan detestable como todos los lugares que soberbiamente nos inventamos los humanos, pero ¡sorpresa!, nadie ha dicho nada, el limbo migratorio norteamericano es más importante, que gran fracaso.

El Limbo cristiano fue un lugar donde las almas que desencarnaron sin ser bautizadas eran arrojadas, por la suciedad que arrastraban al nacer, lejos de la mirada amorosa del Padre, de Cristo y de toda la creación.

La supresión del Limbo genera muchas preguntas, dudas y también alegrías. Si no existe el Limbo, entonces no nacemos sucios, por lo que la suciedad no es nuestro estado natural. Variar las características con que nacemos es muy esforzado y pienso que eso ha influenciado mucho en el hoy de avaricias, odios, envidias y poca hermandad, quien cojo nace, a lo sumo podría llegar a disimular su cojera. Es posible que si no hubiéramos simplificado la creación a suciedades y lavados fáciles, no hubiéramos llegado a donde hemos llegado.

Las religiones se llegan a considerar instrumentos exclusivos para la redención humana y eso les confiere una importancia tal que, para preservar el instrumento único de salvación, muchas veces se calla, se cambia o se diluye el mensaje del propio Dios, se inventan lugares tenebrosos o se forjan concubinatos para legislar, obligando a actitudes y valores en los que fracasaron al predicar.

Si nos ensuciamos fue por nuestra voluntad y eso es mucho más responsable, y entonces el bautismo se debería ver como iniciación espiritual hacia una vida voluntariamente superior y eso también es mucho más razonable.

Si no existe el Limbo, entonces pudiera entenderse mejor la parábola del Hijo Prodigo que dice que, una vez vivimos en la casa del Padre y ahora si no lo estamos es por nuestra voluntad o debilidad, pero que podemos y tenemos el derecho a regresar y que además, seremos recibidos con alegría.

Debemos reconocer que el resultado obtenido con la prédica cristiana, no corresponde al mensaje amoroso del Padre a través del Cristo. Quizás muchos paganos no eran tan paganos y para sentirnos los únicos, se borraron muchas enseñanzas que eran válidas. Probablemente deberíamos buscar mucho más profundamente en la religión del Cristo para poder entenderlo a plenitud.

La supresión del Limbo pudiera ser presagio de una profunda revisión, a una práctica de dos milenios cuyos resultados no deben satisfacernos, revisión que nos acerque más al Uno sin imagen y sin tiempo, origen y final de todos los caminos.

Víctor Ml. Caamaño