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RECTIFIQUEMOS

domingo, noviembre 04, 2007

El sueño Americano


Publicado en:
Calle 8

Cuando escucho degradar el sueño americano a la simpleza de poseer una casa y un vehículo, no sé como juzgar a quienes lo expresan, para esos señores los demás habitantes del planeta nunca soñaron tener una casa, una choza o una cueva, jamás aspiraron a un vehículo, una carreta o un camello y cuando algo es tan estridentemente absurdo yo me pregunto si lo hacen de maldad o por ignorancia. ¿Acaso algo común a todos puede ser nacionalizado con nombre propio?

Lo que sucede es que el sueño americano ha sido mutilado y ese sueño desvirtuado ha ido cambiando la esencia que los padres de esta nación le infundieron para lograr de un país adolescente, una nación de principios y al decir esto no estoy negando la existencia de los malvados, poderosos y desalmados, amorales y avaros, estoy hablando de la mayoría de la nación norteamericana.

Los sueños no se forman con lo que se tiene, se componen de lo que se anhela y así el sueño americano se conformó para superar las humanas deficiencias de la Europa de la época, libertad irrestricta, derechos ciudadanos, igualdad delante de la ley para borrar los irritantes privilegios de la realeza, y dentro de todos los derechos se propuso uno único en el mundo, el derecho a buscar la Felicidad y este último tuvo una importancia primordial en el espíritu de la nación norteamericana, porque para crear las condiciones en que la felicidad se pudiera alcanzar, debía superarse la desesperación del hambriento, el desamparo del sin techo, debía profesarse dignidad para quien trabajara, una vejez asegurada para aquellos que participaran en la construcción del país, el derecho sagrado a la propiedad adquirida, seguridad y respeto a la persona humana, erradicar por principio el abuso con los considerados equivocados y la solidaridad como humanidad. En la medida que la nación se acercara a ese sueño la felicidad individual de todos se haría más factible.

El mutilar ese noble sueño nos aclimata para consentir la reducción de la libertad, bajo las mismas excusas de las viejas dinastías europeas y los modernos tiranuelos latinoamericanos: seguridad y orden, la indiferencia para con los necesitados acaba con el altruismo de antaño, se acepta ahora el mentir sin ningún rubor, se siembra peligrosamente el odio y desprecio donde existió humanismo, el Estado es el arrendatario eterno de los techos que no construyó, se crea una nueva casta privilegiada ante la ley, donde Simpson y Hilton son sus más burdas muestras, los que debían ser sirvientes se convierten en amos, la pequeña propiedad se supedita a los caprichos de la grande, la felicidad se confunde deliberadamente con la bienandanza, la desesperación y el desamparo crecen a pasos agigantados.

Usted, carísimo lector, podrá tener motivos o razones para explicar el porqué de los cambios, pero debemos concordar en que la nación ha sido transformada y los resultados indican que no fue para bien, porque no siempre el llamado progreso es positivo, al igual que no siempre el crecimiento económico se traduce en bienestar para los pueblos.

Esperemos que aquellos que aman a esta nación y su sueño con el corazón y no con los bolsillos, tomen conciencia de lo que se está disipando e inicien una sabia y pronta rectificación, para bien de toda la humanidad.

Víctor Ml. Caamaño

1 comentario:

  1. Hola: Buenísima reflexión. Sólo quiero acotar que el tan desacreditado sueño americano lleva implícito el trabajo, la organización y la disciplina como prerrequisitos para lograr la felicidad, la que -estimo- sólo se consigue en un auténtico ambiente de libertad, que no de alienación, en la que veo sumidos al grueso de nuestros congéneres humanos. Compartí el artículo en mi sitio http://sextarazacom.blogspot.com

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