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RECTIFIQUEMOS

lunes, mayo 31, 2010

EL ULTIMO DE LOS FAMOSOS DISCURSOS DE SEVERO CABRAL - 1965






PUEBLO DOMINICANO:

La independencia y la dignidad de nuestro país se conquistaron y se han mantenido al precio del sudor y de la sangre de nuestros antepasados. Cada generación dominicana que ha tenido que defender ese precioso patrimonio, legado por aquellos titanes que ornaron las páginas de nuestra historia con su heroísmo y sus glorias, ha sabido responder con dignidad al llamado de la Patria.

A nuestra generación le ha llegado el momento de ofrecer su aporte en sacrificios a la Patria que, mancillada hoy por las botas invasoras, lo reclama. Que no se diga que no somos dignos de nuestros padres y de nuestros abuelos! Que no se diga que el concepto del honor y el patriotismo ha menguado en nuestro pueblo!

A nuestras playas llegó el invasor con un pretexto generoso. Ya teníamos casi olvidada la coyunda que esa misma soldadesca nos impuso en el año de 1916 con su secuela de crímenes y abusos. Creíamos que la política del "gran garrote" sufrida durante muchos años por la América nuestra había sido definitivamente abandonada. Hoy ha resurgido, sin embargo, con su misma táctica felona de un pretexto cualquiera.

Una comisión de la Organización de Estados Americanos ha venido siendo utilizada como mascaron de proa. Triste papel de una Organización de la que tanto pudimos esperar los pueblos de Latino-América! Conocemos la Carta Constitutiva de esta Organización regional, conocemos sus fines y debimos esperar que los cumpliera. No ha sido así, sin embargo. Si hubiera querido hacerlo, la OEA hubiera podido salir airosa en sus empeños, pero, ajena al dolor de la República, se ha empeñado en mantener y alimentar una situación que paraliza nuestra economía y que roe la entraña espiritual de nuestro pueblo.

El rotundo fracaso de la Organización de Estados Americanos en Santo Domingo, siembra el desaliento en el alma del hombre americano, porque mengua la fe en el porvenir de la democracia en nuestro continente, incomprendida e indefensa y ligada en el concepto de muchos a las peores lacras del acontecer político, social y económico de nuestros pueblos atrasados.

Entendemos que pudiera convenir la constitución de un gobierno provisional que se encargara de realizar unas elecciones para el restablecimiento de las instituciones democráticas en el país, ya que aunque el contendiente lógico y real de la insurgencia dominicana era el Triunvirato, se ha querido identificar al "gobierno de reconstrucción" como otro bando en pugna, pero ese nuevo gobierno provisional no puede surgir de una voluntad extraña al interés de los dominicanos, sino que, por el contrario, debe emanar de la voluntad de las instituciones democráticas, campesinas, obreras, profesionales, comerciales, políticas, etc. de la República, instituciones que deben estar representadas en ese gobierno en un cuerpo legislativo o consultivo que pudiera evitar los posibles males de una excesiva concentración de poder en unas solas manos.
Este gobierno provisional debería estar presidido por un hombre despojado de todo vínculo con los partidos políticos existentes, incorruptible, enérgico y empapado de nuestros problemas, por haberlos vivido y estudiado en el terreno, y que, por ser bien conocido, pudiera tener la inmediata aceptación de nuestro pueblo. Uno de estos hombres, el licenciado Julio A. Cuello, ocupa actualmente la presidencia de nuestra Suprema Corte de Justicia. Los hombres que han de manejar nuestros asuntos, deben ser escogidos por aquellos a quienes corresponde, aquí entre nosotros y no en la capital de otro país.

Otra muestra de la falta de conocimiento cabal de nuestra situación, o de los torcidos propósitos manifestados por los representantes de la OEA , y que les aleja del cumplimiento de su obligación de defender la democracia americana, es el tiempo asignado al gobierno provisional propuesto. En seis o nueve meses las pasiones exacerbadas por los acontecimientos desgraciados de que ha sido escenario nuestro país, no habrán podido sosegarse, y no habría posiblemente tiempo para la preparación del registro electoral, una de las garantías indispensables para que no se repitan los fraudes de gran magnitud que hemos presenciado en otras elecciones. Por eso, ese gobierno provisional no debe tener una duración menor de 18 meses.
La equivocada, sino maliciosa actuación de la OEA en el dramático caso dominicano está ocasionando el mas grave daño a nuestro pueblo y a la democracia, y es por ello urgente su cambio de actitud o su renuncia a seguir interviniendo como mediadora.
La presencia en el país de las llamadas tropas interamericanas, forma velada asumida por la nueva intervención de las fuerzas norteamericanas en nuestro suelo, constituye una flagrante violación a nuestra soberanía y una humillación a la dignidad dominicana, que este pueblo no está dispuesto a soportar. Pueblo pequeño, el nuestro, ha sabido crecerse sin embargo como un gigante cada vez que las circunstancias se lo han exigido, y esta vez no habrá de ser una excepción,
Llegadas al país las tropas de ocupación con el pretexto de salvar la vida de sus connacionales y evitar que una nueva Cuba surgiera en el Caribe, hoy resulta aparentemente, que no existe el peligro comunista en el país y que van en cambio ocupando paso a paso el territorio nacional, con el único derecho que les concede la fuerza de su equipo militar de potencia de primer orden. Podemos adelantar, no obstante, a las tropas norteamericanas en Santo Domingo, que sus designios no se cumplirán, sino sobre montones de cadáveres y que el nuevo crimen que planean habrá de salpicar con sangre generosa de patriotas su hermosa "Declaración de Derechos".
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