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RECTIFIQUEMOS

jueves, noviembre 24, 2005

Causa - Inseguridad y Delincuencia II

En el trabajo anterior pudimos ver la manipulación histórica de la que los conquistadores se valieron, para mantenerse como amos y señores de los mismos territorios, solo que con nombres nuevos, republicas nominales para mantener sus feudos produciendo con la sangre de los esclavos indios o negros y avasallando a los criollos y mestizos, en pocas palabras, a todos los que no fueran ellos.

En la Hispaniola el proceso fue diferente y los resultados fueron mucho peores. Una tierra regalada y abandonada por la España carcomida por la corrupción pero con pretensiones imperiales, una tierra de paso hacia las ilusiones de mayores riquezas, una tierra en las manos de los que por cobardía o mediocridad no pudieron proseguir a la conquista del Dorado, y se instalaron con sus vicios, mezquindades y una gran carga de mediocridad en lo único que pudieron conservar, lo que no quería ni España. Constituyeron una dominación de tan escasa visión que, mientras en el continente se fraguaba la marejada independentista, ellos desarrollaban una guerra para realizar una reanexión a la madre patria que los había vendido y abandonado, una guerra que empobreció y desorganizó la colonia que deseaba volver a ser española. Pobres y abandonados, pero esclavistas y con las dignidades fantoches que ellos en sus insignificancias se otorgaban unos a otros.

Mientras esto ocurría, la parte francesa proclamaba su independencia, pasando por las armas a la mayoría de los esclavistas abusadores, llamándola República de Haití, una independencia que constituyó la abolición de la esclavitud como razón y propósito, y en ese contexto, la liberación de los hermanos negros de la parte oriental era el complemento necesario en el triunfo total hacia la libertad. Así las cosas, la invasión haitiana se anunciaba y se promovía como la esperada liberación de los esclavos, nunca fue un secreto, jamás fue una sorpresa, era la culminación lógica y natural del movimiento de los esclavos negros de la pequeña isla caribeña, y a quienes los colonialistas del lado oriental veían como negros esclavos alzados en armas.

Dice Frank Moya Pons en su Manual de Historia Pág. 213 lo siguiente: “En ese entonces ya Sánchez Ramírez había muerto y gobernaban la colonia interinamente el Coronel Manuel Caballero y el Lic. José Núñez de Cáceres, este último con el cargo de Teniente de Gobernador e Intendente Político”. Traemos este pasaje a colación para documentar que Núñez de Cáceres era el gobierno colonial y que cuando el 1 de Diciembre de 1821 declara la independencia del Haití Español, como le llamaron, (hoy le hubiéramos denominado un autogolpe) era con la clara intención de colocándose bajo el protectorado de La Gran Colombia, mantenerse en el poder sin cambios radicales en el orden social.

No hubo una sola medida que denotara su similitud y simpatías por los movimientos libertarios de tierra firme, fue un movimiento desesperado de un gobernador colonial en funciones, buscando el respaldo necesario para enfrentar los cambios que muy a su pesar, se avecinaban. Hoy los historiadores nos hablan de apoyos materiales de los haitianos a los movimientos liberadores, extrapolando así los valores utilitarios de los conquistadores, en la decisión de ignorar el clamor de ayuda del Haití Español de parte del Libertador. Más bien cabría preguntarse a quien pudiera haber visto más cercano a sus propios ideales el Libertador Simón Bolívar; al gobernador colonial en funciones, Lic. Núñez de Cáceres o a Toussaint L'Ouverture liberador de su pueblo del yugo colonial y de la esclavitud, creo que la respuesta es obvia.

El intento de Núñez de Cáceres fue un movimiento extemporáneo que denunciaba los planes finales de los conquistadores, para disfrazados de libertarios, evitar perder sus privilegios irritantes y debió haber servido de anuncio premonitorio del gran engaño y traición que acechaba al movimiento independentista, pidió ayuda al ejercito probablemente financiado por sus iguales continentales, pero todavía bajo las ordenes del triunfante e idealista Simón Bolívar.

Tenemos que comenzar a desmontar el engaño y la manipulación responsable de nuestra situación repetitiva a través del tiempo, es importante mover el altar, por que tenemos muchos santos que nunca fueron santos, muchos nosotros que nunca fueron nosotros.

La invasión haitiana se produjo y duró 22 años durante los cuales sobrevivieron a su servicio, las mismas intenciones de buscar riquezas y dignidades al precio que fuere, incluyendo la postración servil al llamado invasor haitiano, de esto hablaremos en el próximo trabajo. Nuestra independencia ha sido un mito y nuestra nación una ilusión que solo ha beneficiado a los mismos inmorales de siempre.

Esa cultura basada en el engaño y la manipulación, montada para que unos pocos se roben el patrimonio y el futuro de todos, debe llegar a su fin ya. En algunas ocasiones los nuevos paradigmas se imponen por la fuerza y coherencia de los movimientos de avanzada, en otras ocasiones la decadencia y descomposición corrupta de las posiciones dominantes, provocan los tiempos de cambios y más nos vale tener planificado los paradigmas sustitutos, para no caer en manos de los mismos, disfrazados con quien sabe que nuevo discurso de mano dura.

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