El camino no es hacia la derecha o la izquierda, es hacia adelante por un planeta compartido, no repartido.


RECTIFIQUEMOS

domingo, noviembre 12, 2006

Del triunfo sandinista

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Triunfó Daniel Ortega con sus promesas de defender y beneficiar a las clases desposeídas y comienzan los temores, las inquietudes, los capitales se ponen nerviosos y amenazan, cual palomas asustadas, alzar el vuelo preventivo paralizando así las necesarias inversiones y ni que hablar de la inversión extranjera. El recuerdo de todos los desmanes que él mismo realizó en su pasado gobierno justifica con creces la inseguridad. Cierto es que los tiempos han cambiado y que ahora tendrá un congreso poco complaciente, pero ya se han visto demasiadas componendas para tomarse riesgos.

La mayoría nicaragüense apostó por sus contrarios ideológicos cuyo triunfo no hubiera asustado a las palomas inversionistas, ya que eran los defensores de la legalidad que garantiza la propiedad privada. Las palomas se hubieran asustado entonces con los movimientos populares en reclamo de mejoras necesarias para vivir por parte de las mayorías, que no acaban de entender que el desarrollo promovido por las inversiones es la única forma de sacarlos de la miseria. El problema es que el hambre y las necesidades no dejan pensar y esperar a la mayoría. Desde los dos enfoques ideológicos cada uno es el más adecuado para promover el bienestar de la nación nicaragüense, pero ambas posiciones no garantizan la seguridad y la paz social necesaria para el desarrollo buscado.

Sin los lentes ideológicos las dos posiciones solamente ofrecen, demagógicamente, ayudar a una parte de la sociedad nunca a toda la manada, una a los pobres de siempre y otra a los llamados creadores de riquezas y empleos, lo cierto es que solamente los detentadores del poder y sus compinches más cercanos serán beneficiados.

No es posible alcanzar un progreso real mientras no entendamos que todos los sectores sociales se necesitan unos a los otros, que la manada debe vivir y funcionar en conjunto, que todas las divisiones fueron creadas para vencer a alguien, para abusar de alguien o para quitarle a alguien algo que le correspondía. Con cualquiera de las dos opciones las mayorías serán olvidadas y excluidas creando la justificación para otro cambio futuro, pero con un nuevo elemento mucho más pesado: la unión de Ortega y Alemán, de la derecha y la izquierda, demostrando así que la fuerza de la corrupción es capaz de anular las diferencias ideológicas, igualándolas en el descaro y mostrando sus reales y últimas intenciones. La división ideológica generó las condiciones para que pequeños grupos consiguieran el poder y lograran vivir como reyes del trabajo de la mayoría.

Es necesario que nos planteemos una nueva forma de ver los problemas sin el matiz ideológico, por que la experiencia nos ha demostrado que las ideologías lejos de resolver problemas y armonizar sociedades, solo crean odios ciegos, agudizan contradicciones y crean más pobreza, más división.

El primer paso para salir de la pesadilla ideológica es elegir congresos independientes, no partidaristas. Si la sociedad desde el congreso pudiera controlar a los políticos en los gobiernos, sería poco menos que indiferente quien gane las elecciones, así el sosiego y la seguridad comenzarían a regresar a nuestros países y con ellos las inversiones y el desarrollo.

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