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El Presidente Barak Obama ha emitido dos órdenes ejecutivas que pudieran no dar los resultados buscados. Me refiero a la prohibición de la tortura y la limitación de los ingresos a los ejecutivos.
La prohibición promueve la impresión de haber finalizado el deshumanizado lapso y no es así. Si algo tan grave, como torturar o no, depende de una orden presidencial y en una época donde cualquiera puede llegar a la presidencia, el problema no ha sido solucionado, solo ha sido pospuesto.
Si existe un resquicio en la constitución que pueda permitir esos satánicos rituales debe ser corregido jurídicamente, pero sí no existiera tal grieta jurídica entonces la constitución fue violada y alguien debe ser responsabilizado por ello.
Jamás debe volver a ocurrir, absolutamente nada justifica ese horror.
En el otro decreto, concuerdo con la intención de limitar los beneficios excesivos en las corporaciones amparadas por los rescates federales, pero esa disposición no corrige a las otras y fue esa auto retribución exagerada la que ayudo ha motivar las condiciones para la actual crisis. El procedimiento usado no brinda una solución y sí promoverá la corrupción.
Por tradición, los consejos administrativos otorgan beneficios y bonificaciones antes de realizar la asamblea general de accionistas que es el pleno de los propietarios legítimos de la empresa. Los dueños llegan a la asamblea para “aprobar” repartirse las perdidas o beneficios que el consejo de administración les quiso dejar.
Vigilar los beneficios personales sería una desaconsejable intervención en el ámbito privado y como toda limitación legal promovería el incremento de vías alternas no legítimas para la satisfacción de las apetencias ejecutivas, además lanzarían un nuevo producto en el mercado de los lobbystas y ya todos sabemos lo débiles que son algunos ante los argumentos susurrados por esos encantadores señores y señoritas.
Si se desea corregir el problema se debe regular que las bonificaciones y beneficios personales en las corporaciones deban ser aprobadas por la asamblea general de accionistas y entonces el mercado se comenzará a autorregular. La confabulación de los consejos de administración y sus trayectorias de derroches será controlada por los únicos que deberían tener todo el derecho, los dueños. Así se revalorizaría el mercado accionario como inversión segura.
Sí confianza es lo que necesitamos los mecanismos que la promuevan son indispensables.
Víctor Ml. Caamaño
La prohibición promueve la impresión de haber finalizado el deshumanizado lapso y no es así. Si algo tan grave, como torturar o no, depende de una orden presidencial y en una época donde cualquiera puede llegar a la presidencia, el problema no ha sido solucionado, solo ha sido pospuesto.
Si existe un resquicio en la constitución que pueda permitir esos satánicos rituales debe ser corregido jurídicamente, pero sí no existiera tal grieta jurídica entonces la constitución fue violada y alguien debe ser responsabilizado por ello.
Jamás debe volver a ocurrir, absolutamente nada justifica ese horror.
En el otro decreto, concuerdo con la intención de limitar los beneficios excesivos en las corporaciones amparadas por los rescates federales, pero esa disposición no corrige a las otras y fue esa auto retribución exagerada la que ayudo ha motivar las condiciones para la actual crisis. El procedimiento usado no brinda una solución y sí promoverá la corrupción.
Por tradición, los consejos administrativos otorgan beneficios y bonificaciones antes de realizar la asamblea general de accionistas que es el pleno de los propietarios legítimos de la empresa. Los dueños llegan a la asamblea para “aprobar” repartirse las perdidas o beneficios que el consejo de administración les quiso dejar.
Vigilar los beneficios personales sería una desaconsejable intervención en el ámbito privado y como toda limitación legal promovería el incremento de vías alternas no legítimas para la satisfacción de las apetencias ejecutivas, además lanzarían un nuevo producto en el mercado de los lobbystas y ya todos sabemos lo débiles que son algunos ante los argumentos susurrados por esos encantadores señores y señoritas.
Si se desea corregir el problema se debe regular que las bonificaciones y beneficios personales en las corporaciones deban ser aprobadas por la asamblea general de accionistas y entonces el mercado se comenzará a autorregular. La confabulación de los consejos de administración y sus trayectorias de derroches será controlada por los únicos que deberían tener todo el derecho, los dueños. Así se revalorizaría el mercado accionario como inversión segura.
Sí confianza es lo que necesitamos los mecanismos que la promuevan son indispensables.
Víctor Ml. Caamaño
Tu opinión nos interesa
Ninguno de los dos temas son supervisables, y mucho menos controlables. Las torturas y abusos sexuales, son cometidos por todos los cuerpos represivos del mundo, en mayor o menor grado y en muchos de ellos no hay pruebas y/o las victimas "son convencidas de que no protesten". .
ResponderEliminarEn cuanto a los ejecutivos y sus "premios" las leyes estan hechas con los resquicios necesarios para violarlas, con la ayuda de los abogados/funcionarios/fiscales/jueces.
el populismo engendra autoritamismo
ResponderEliminarlo cual conlleva, a la corta o larga
totalitarismo....... la votaciòn en el congreso
bien refleja lo de arriba,,,,
1500 pàginas para leer por un lado, house
750 pàginas para leer senado,,,,
y no tiempo para determinar un voto conciente
pero si para esperar que el senador MrBrown
sea buscado en un jet y retornarlo a la capital
para el voto crucial en el senado..
aleluya aleluya
aprieten sus cinturones
ya me lo aprtè en Cuba,,,
diego