El camino no es hacia la derecha o la izquierda, es hacia adelante por un planeta compartido, no repartido.


RECTIFIQUEMOS

domingo, diciembre 10, 2006

Venezuela

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Existen tiempos en que la historia se hace plástica y entonces se producen los grandes hechos, quienes se encuentran cerca pueden sentirlo, no tiene importancia si lo entienden o no, pero todos lo sienten, es algo que se sabe sin haber sido dicho. Fuera de esos momentos nada cambia profundamente sin importar el esfuerzo que se realice. Uno siente la importancia de una gran responsabilidad histórica y a la vez que el propósito es más grande, que lo que se persigue vale mucho más que la propia vida. El valor de la vida es diluido en esos momentos, con los ideales perseguidos y esa mezcla embriagante es la que produce los héroes imprescindibles para los cambios de paradigmas No me cabe la menor duda que esa plasticidad de la historia está ocurriendo en Venezuela hoy. Las luchas de las ideologías han provocado estos traumáticos momentos en ya demasiadas ocasiones.

Sería propio plantearse si seguir el resto de la historia con esta agonía de vida, esta lucha interminable que hemos heredados, o participar de la democracia desde otro enfoque más equilibrado, más justo, con más armonía entre los humanos y la naturaleza, no ideológico. Las ideologías han dividido la sociedad de una forma perniciosa, ya que han opuesto dos sectores que se necesitan para progresar como pueblo, el trabajo y el capital, pero en los gobiernos de ambas partes solamente se han beneficiado los que son parte importante de ellos, nunca la población en general.

Dentro de la lucha para evitar que uno de los contrarios termine por disminuir la democracia venezolana, se debería ir pensando en como terminar esa guerra eterna para que todos los sectores puedan vivir humanamente. Hay que entender que tenemos un único destino compartido, y que todos deben vivir decentemente para lograr la paz y el orden, sin imposibles y antinaturales igualdades, “porque en la naturaleza no existe la igualdad, ni las hojas de un mismo árbol son iguales entre sí” (Ingeniero), pero tampoco con un desfachatado e insultante esplendor que el planeta no puede sufragar, que abofetea e indigna como contraste con tantas penurias y necesidades en los demás.

Es indispensable poner en orden ecológica y socialmente esta nave sideral que llamamos Tierra, para poder continuar el viaje, todos o ninguno, el incendio en cualquiera de sus cubiertas terminará inutilizando la nave completa, el terrorismo, las rebeliones populares y la creciente delincuencia apoyan esta afirmación.

Parece que Venezuela pudiera ser el útero del “socialismo del siglo XXI”, o en la lucha para defender su democracia y unificar la oposición con un nuevo ideal progresista, pudiera encarnar repito, el ensayo de la humanidad para rectificar un rumbo ciertamente equivocado, constantemente beligerante y normalmente excluyente de la mayoría de la población.

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