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Las acciones de los universitarios venezolanos anuncian cambios profundos en la concepción y la práctica de la política global. La toma de posición de los universitarios refleja mucho más que una defensa de la libertad de expresión, que sustenta la libertad académica, es mucho más que la adhesión del pensamiento a la causa venezolana para defender las libertades; la acción de los universitarios es la toma de posición de la izquierda natural en contra del izquierdismo que usa el marxismo-leninismo para justificar sus reinados de terror, con el único objeto de apropiarse de los bienes de toda la población en beneficio de los que participan en el gobierno.
La juventud universitaria ha sido tradicionalmente la izquierda natural, por ser analíticos y críticos de la realidad que comienzan a ver como su inmediata herencia, por encontrarse en el centro del saber que transmite la sensación de conocer toda la verdad, por la inexperiencia que le impide discriminar entre conocimiento y sabiduría y por que cuando se es joven, se persigue la gloria eterna antes que el éxito perecedero.
El movimiento universitario venezolano revela una toma de conciencia de la izquierda sobre un siglo de fracasos de la tesis marxista-leninista, significa comprender que la dictadura del proletariado ha sido la excusa para crear reyes y cortes fastuosas, que beneficiaron solamente a la burocracia llamada socialista y esto tiene una connotación trascendental: la izquierda no resiste más al izquierdismo como sistema y ese será el final de esa historia.
Pero falta el aspecto más importante de esa apertura de conciencia: ese movimiento no va a significar la adhesión de los universitarios a la ideología opuesta, llena de iniquidades, estafas y egoísmos, el rechazo a la ideología revolucionaria significa el final de las ideologías; cero ideología y la búsqueda de nuevas respuestas en la construcción de la sociedad del futuro, sin los reinados abusivos que ambas ideologías acostumbran a instaurar desde que las circunstancias se lo permiten y sin dividir para enfrentar a la sociedad consigo misma.
La actual toma de conciencia debe, de alguna manera, llegar a la conclusión de que todos los sectores de la sociedad se necesitan mutuamente y que toda la manada humana debe alcanzar niveles aceptables de vida, para lograr el equilibrio social que permita la armonía imprescindible, para la construcción de un futuro de paz y tranquilidad.
La ceguera ideológica, justificadora de tanta sangre y dolor, está llegando a su final y eso promete un futuro más justo y luminoso para nuestras descendencias.
Víctor Ml. Caamaño
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Señor Caamaño
ResponderEliminarNo coincido en absoluto con lo que expone, no existe una izquierda buena y una izquierda mala, es la misma izquierda que de una y otra manera fracasa, una ideología que explota las miserias humanas alentando falsas luchas de clases.
Todas las experiencias de izquierda solo sirvieron para igualar a la sociedad en la pobreza.
En mi país, Argentina, la juventud universitaria en su origen no ha sido de izquierda, como asumo que también ha ocurrido en Venezuela. Ha sido infiltrada y me sigo refiriendo a la Argentina, por supuestos estudiantes becados de otros países latinoiamericanos y hoy es una minoría que intenta instalar la anarquía en los claustros, con el beneplécito del actual gobierno.
Por favor no insulte a los jóvenes venezolanos adjudicándoles una ideología que no les es propia, el respeto al estado de derecho, a la libertad de expresión y la defensa de las instituciones no han sido nunca prioridades para los movimientos de izquierda, si lo ha sido combatir el individualismo creador, imponer el pensamiento único y exaltar el fracaso de los mediocres.