MC-Cap10

  Manual del Corrupto

autor: Víctor Ml. Caamaño

1997

Capitulo X
La Corrupción en las aduanas

Las oficinas de recaudación de impuestos son lugares ideales para que la corrupción florezca en todo su esplendor, son lugares muy codiciados por los que consideran que una posición pública es la oportunidad merecida para hacerse ricos por medio del robo al Estado. Las Aduanas son las más deseadas tanto las portuarias como las de los aeropuertos por que el criterio y decisión de un funcionario determina que cosa debe pagar impuesto y también cuanto debe pagar, situación óptima para el robo descarado.

Mientras más altos o abusivos son los impuestos a cobrar por los artículos a entrar en el país, más grande será el interés por evadir dichos impuestos y por tanto mayor será la corrupción.

Se irá constituyendo una gran jauría de contrabandistas compuestos por los partidarios del gobierno de turno, aquellos que tienen relaciones con funcionarios y las esposas de militares que ocupan posiciones de mando. Esta tropa de contrabandistas harán aparecer toda una gama de negocios y tiendas que ofrecerán todo tipo de artículos a precios más económicos que los establecimientos comerciales debidamente establecidos, establecimientos que deben pagar los impuestos aduanales correspondientes, creando una competencia sumamente dañina para la economía del país y para la supervivencia de los establecimientos que si pagan impuestos y que crean puestos de trabajo, pero el peor daño es el afianzar la corrupción como una actividad natural y permitida.

Muchas veces estos establecimientos comerciales debidamente establecidos tienen responsabilidad en la existencia de estas redes de contrabando debido a los grandes márgenes de beneficio con que operan, márgenes muchas veces abusivos y usureros para la población en general y principalmente para la clase media y pobre que no puede viajar regularmente al exterior a comprar sus necesidades. También mucho de esos establecimientos se prestan para comprar artículos de contrabando sin hacer conciencia que el desorden social que esto significa afectará más tarde o más temprano su propia actividad.

Los corruptos permitirán entrar sin cobrar impuestos o cobrando menos de lo establecido un sin número de mercancías a cambio de una coima. Este impuesto dejado de pagar nunca podrá llegar a las escuelas, hospitales y otros servicios sociales quizás necesarios para la familia del mismo funcionario corrupto, y la desorganización de las funciones del Estado traerá inevitablemente el desorden social que puede barrer con toda la sociedad.

Después de establecida la corrupción y cuando las conciencias han sido silenciadas por el dinero, también permitirán entrar las drogas que terminarán con la salud de sus hijos y de la Patria. Pero no terminará ahí también se substraerán mercancías y efectos personales logrando imponer un estado de cosas asqueante y podrido en donde ya no se respetará ni las leyes, normas, ni la decencia en el trato con las personas que se ven en necesidad de hacer uso de esos servicios.

La realidad es que no existe pequeña o gran corrupción, la corrupción es una actitud ante la vida misma y la forma de satisfacer las necesidades del individuo. Es dañina de por si, por que abusa de los derechos y relaja los deberes de los miembros de la sociedad.

La corrupción abarca todos los aspectos de la vida social y ser permisible con ella para no buscarse problemas es renunciar al derecho de existir dignamente, a la seguridad personal y lo que es peor, aleja los ciudadanos probos de los cargos públicos creando un colador de complicidad y mediocridad que entregará el país a lo peor de sus componentes y tarde o temprano uno de esos ladrones alcanzará la primera magistratura del Estado.

Los grandes males, al igual que las criaturas, nacen pequeños y con el tiempo se convierten en grandes.

Intransigencia absoluta con la corrupción es la posición correcta.