Capitulo Xll
Corrupción en la Corrupción
Ernesto Fernando Villanueva dijo en un trabajo presentado en un foro internacional contra la corrupción: "El interés de esta perspectiva es que tiende a pensar la corrupción como un modo de no respetar las normas explicitas existentes en una sociedad. Modo este, interesado. No se las respeta no porque se van imponiendo otras costumbres sino porque uno se convierte en la excepción. Si uno se cuela en una cola para entrar al cine, tiene éxito "corrupto" siempre y cuando exista la cola. Si uno agarra la banquina en una autopista cuando hay un atolladero, tiene éxito "corrupto" siempre y cuando los demás permanezcan en los carriles habituales. La corrupción requiere que los demás cumplan con las normas. Consiste siempre en un acuerdo entre quien debería hacer cumplir la norma (el Estado) y un particular que lucra con la excepción."
Cuando ya la corrupción llega a extenderse a lo largo y ancho del cuerpo social ya no es lucrativa y estamos inmersos en un estado de desorden generalizado en donde no hay respeto por nada ni por nadie. Las reglas y leyes que permiten el juego social civilizado no tienen ninguna validez y sólo existen para llenar estantes y complicarles la vida a los estudiantes de leyes. La sociedad se ha convertido en una selva en pestilente putrefacción donde nadie tiene autoridad y la corrupción es parte del salario normal, sólo que muy desigualmente repartido.
En este momento nada es atractivo para los inversionistas a no ser el negocio del vicio en todas sus manifestaciones. La pobreza ha capturado ha la gran mayoría incluyendo la clase media, que es la base para crear un mercado consumidor que permita el desarrollo industrial. Ya en este momento, aunque muy tardíamente, la clase media y todos los componentes de la sociedad se estrellan con la cruda realidad de que nunca a todos les tocará la oportunidad de hacerse millonarios ocupando un lugar dentro del clan de los corruptos, como muchos creyeron al permitir, sin oposición, el desarrollo de esta horrible situación tropiezan con la realidad de que los más siempre serán perjudicados y sacrificados en beneficios de los menos y que ese no era definitivamente el camino hacia la Felicidad y el bienestar.
Podremos ver abogados y médicos manejando taxis y ocupando posiciones muy distantes del entrenamiento profesional logrado en muchas ocasiones mediante el esfuerzo y sacrificio de muchos años, bellas jóvenes prostituidas para lograr un estilo de vida acorde con la fastuosidad cara pero sin clase ni estilo que impone una sociedad corrompida o peor que eso, para lograr calmar su voraz hambre de drogas que no pueden pagar y de las cuales no pueden prescindir.
Los niños hambrientos acosarán a todos en las calles buscando un pedazo de pan para saciar el hambre que los destruye física y moralmente hasta terminar adaptándose a las circunstancias convertidos en peligrosos delincuentes comunes. La alegría y la inocencia habrán huido de sus rostros y también del futuro de toda la nación. Se sentirá vergüenza en ser identificado con la fama que adquirirán sus compatriotas a nivel internacional, fama de prostitutas y delincuentes descarados, de despojos morales y focos de enfermedades peligrosas físicas y sociales.
La familia no puede funcionar dentro de una sociedad enferma y terminará contagiándose, su papel central y único para la perpetuación de ese pueblo se distorsionará produciendo aberraciones inconfesables e imposibles de describir. Esposos estimulando la prostitución de sus mujeres para lograr contratos o negocios ventajosos o simplemente lucrándose de la vergüenza de sus propias hijas e hijos. El negocio de la droga se ejercerá como profesión de familia sin el mínimo asomo de rubor o vergüenza. La cárcel se convertirá en un resort vacacional donde se encontraran muchas veces padres e hijos, medres e hijas y ya no será un estigma social ser delincuente y la consecución del dinero será el único norte.
Se iniciará un éxodo hacia otros países compuesto por los más osados, por los más inquietos, por los mas preparados para servir a sus pueblos y desarrollar nuevas empresas, por aquellos que debieron usar sus existencias para beneficiar a sus descendientes y por ende a la Patria. También se marcharán los profesionales que malgastarán sus vidas sirviendo a otras naciones que no pagaron por su educación y que en la mayoría de los casos tampoco la reconocerán condenándolos al desperdicio de sus talentos y habilidades en una terrible sensación de frustración, hastío y desencanto.
Los sectores campesinos continuaran emigrando hacia las ciudades para dedicarse a cualquier cosa menos a humedecer la tierra con su sudor y con las caricias de sus manos hacerle parir los frutos que deberían alimentarnos a todos. Los campos no sostienen ya a quienes los trabajan y estos vienen a buscar también el dinero sin mucho esfuerzo de las ciudades, plata que los envilecerán hasta transformarlos de hombres de trabajo en parias y vagos que aumentara la descomposición de la sociedad. Nada funciona en una sociedad corrupta y solo el dinero te hace creer importante o simpático, o te reconoce un derecho que tenías por haber simplemente nacido.
¿Es esta la sociedad que nos proporcionará la Felicidad? ¿Es a eso que tus sueños dorados de la juventud te motivaban? ¿Deseamos vivir entre hipócritas, embaucadores, ladrones, timadores, degenerados e inmorales delincuentes? Todos somos responsables del resultado; unos por corruptos y otros por corruptores; unos por comisión y otros por omisión.
Es hora ya de que hagamos conciencia de que este derrotero debe ser detenido, que tenemos el deber y la obligación de detenerlo. Todavía hay tiempo para no seguir caminando hacia la destrucción y el suicidio. Es necesario que entendamos lo que las minúsculas abejas ya saben: No hay vida fuera de la colmena y si la destruimos o dejamos que la destruyan, todos pagaremos las consecuencias.
Mañana cuando seamos indefectiblemente igualados en el hueco del cementerio las nuevas generaciones tendrán el justo derecho de maldecirnos o agradecernos con bendiciones lo que hoy hagamos o dejemos de hacer. Para los que como yo creemos en un plan divino, un plan de Belleza, Bondad y Felicidad para todas las criaturas, debemos estar preparados para responder sobre nuestra participación en su desarrollo o su atraso, no habrán excusas, no habrán mentiras ni justificaciones, no habrá dinero ni relaciones, solo nosotros y nuestros hechos, nosotros y nuestras intenciones, nosotros y Dios.
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