El camino no es hacia la derecha o la izquierda, es hacia adelante por un planeta compartido, no repartido.


RECTIFIQUEMOS

MC-Cap5

 Manual del Corrupto

autor: Víctor Ml. Caamaño
1997


Capitulo V

La Corrupción en el Congreso Nacional


La corrupción en los cuerpos legislativos comienza mucho antes de ser instalados, comienza desde la selección de los candidatos. No se seleccionan los que van a representar los intereses de la comunidad, se busca los más dóciles al partido o al candidato y le llaman a ésta docilidad lealtad.

No se buscan los candidatos por su trayectoria probada de servicio a la comunidad, se seleccionan por su demostrada politiquería a favor del candidato. No deben ser hombres probadamente honestos éstos pueden resultar un dolor de cabezas para el gobierno, lo que se busca son los que recibirán y cumplirán ordenes y principalmente con un precio personal bajo para poder comprarlos en caso necesario.

La prueba fehaciente de lo que afirmamos sobre estos candidatos a representantes del pueblo es que son electos en su gran mayoría por el arrastre del candidato presidencial y no por sus propias virtudes. Por lo general se opondrán a las elecciones separadas de Congreso y de Presidente por que saben que solos no lograrían ni los votos de sus familiares.

Estos personeros poseen un sentido de lealtad aberrado, distorsionado, estos elementos proclaman a voz en cuello su lealtad por el partido o por el presidente no por la Republica y su futuro como debería ser de acuerdo a su investidura. Por esta razón los vemos apoyar o rechazar proyectos que, para todos los ciudadanos, el tratamiento que debieron recibir fue el opuesto al que ellos le otorgaron. Claro que el futuro del país no les reporta ningún beneficio sólo el presente los puede beneficiar y lo aprovechan al máximo.

Una vez transcurrida la ceremonia de juramentación o como sea de rigor en cada país y con la asistencia plena de todo el Congreso, ésta será probablemente la única asamblea que los reunirá a todos, se dedicarán a aprobar unánimemente aquellas piezas que los benefician personalmente como: exoneraciones para vehículos de lujo que la mayoría nunca soñó tener, dietas gastos de representación, etc.

Después apoyarán mecánicamente los proyectos presidenciales, sean éstos buenos o malos para la Nación y la oposición se dedicará a torpedearlos y boicotearlos simplemente por su origen. Si son realmente beneficiosos para la población se esmerarán en destruirlos para evitar que los contrarios en el gobierno logren ganar puntos políticos, no tiene la menor importancia si el pueblo se beneficia o no con dichos proyectos.

En aquellas ocasiones en las que el Gobierno no posee la mayoría en el Congreso para aprobar sus proyectos o se encuentra en minoría se inicia un lucrativo negocio personal para éstos DIGNOS representantes del pueblo, la venta de votos a cambio de concesiones económicas, puestos en el gobierno, tierras del Estado, mediatización de juicios pendientes, beneficios a determinadas compañías que desean suplir a dependencias estatales, exoneraciones de impuestos, desapariciones de expedientes judiciales, todo lo que no debería ser es negociado con una indiferente frialdad y burla para la Honestidad y la Seriedad.

En este punto ya la mediocridad ha convertido la Democracia en Mediocracia que es el gobierno de los mediocres, como bien apuntaba ese ilustre catedrático argentino de principio de siglos; José Ingenieros, quien con una prosa exquisita dijo:

"En la primera década del siglo XX se ha acentuado la decadencia moral de las clases gobernantes. En cada comarca, una facción de vividores detenta los engranajes del mecanismo oficial, excluyendo de su seno a cuantos desdeñan tener complicidad en sus empresas. Aquí son castas advenedizas, allí sindicatos industriales, acullá facciones de parlaembaldes. Son gavillas y se titulan partidos. Intentan disfrazar con ideas su monopolio del Estado. Son bandoleros que buscan la encrucijada más impune para expoliar a la sociedad.

Políticos sin vergüenza hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Donde todos pueden hablar, callan los ilustrados; los enriquecidos prefieren escuchar a los más viles embaidores. Cuando el ignorante se cree igualado al estudioso, el bribón al apóstol, el boquirroto al elocuente y el burdégano al digno, la escala del mérito desaparece en una oprobiosa nivelación de villanía. Eso es la Mediocracia, los que nada saben creen decir lo que piensan, aunque cada uno sólo acierta a repetir dogmas o auspiciar voracidades. Esa chatura moral es más grave que la aclimatación de la tiranía; nadie puede volar donde todos se arrastran. Convienese en llamar urbanidad a la hipocresía, distinción al amaneramiento, cultura a la timidez, tolerancia a la complicidad; la mentira proporciona estas denominaciones equívocas. Y los que así mienten son enemigos de sí mismos y de la patria, deshonrando en ella a sus padres y a sus hijos, carcomiendo la dignidad común."

Los Congresistas dedicarán el tiempo de su gestión a figurar en todas partes y aparecerán en cuantos programas radiales o televisados puedan y en todas estas apariciones continuamente realizarán uno de los pocos actos honestos en sus investiduras, se identificarán como "senadores del partido verde o diputados del partido negro" declarando honestamente que no son senadores o diputados de la República, la República no tiene senadores o diputados a pesar de que los paga. Ellos defenderán sus partidos no a la República.

El tráfico de influencias es una de sus principales tareas, conseguir exenciones, o deducciones, anular sometimientos, vender exoneraciones conseguidas mediante favores del poder ejecutivo, todo será objeto de compre y venta sólo la vergüenza no podrán venderla ya que casi nunca se regenera y una vez que se pierde es muy difícil de recuperar.

Va a ser necesario el rescate del Congreso para poder construir el futuro. Va a ser necesario que sectores y organizaciones de la sociedad civil, en numero suficiente para elegir diputados se unan y escojan las personas adecuadas para su representación y declaren su candidato a las Cámaras de Diputados, es casi seguro que los partidos tradicionales se apresurarán a nominarlos para demagógicamente conseguir el apoyo de esos sectores y cuando los sectores empresariales e industriales conozcan este movimiento se cuidaran de por medio de su poder económico forzar a los distintos partidos a postular senadores de mucho mayor calidad personal e intelectual. De esa forma iremos restándole posiciones legislativas a los partidos. Así tendremos representantes críticos de la corrupción y defensores de los sectores que lo eligieron, como debe ser en una democracia verdadera.

De esta manera las contradicciones internas de la sociedad serán sacadas de las luchas callejeras y llevadas al organismo adecuado para su solución sin perjudicar las actividades productivas de la sociedad, producción muy necesaria para nuestro desarrollo.

Como ejemplo real de lo que hemos afirmado voy a narrar un episodio en la historia de un país Latinoamericano cuyos bosques han sido destruidos en su gran mayoría por diversos factores incluyendo la explotación maderera inadecuada en la cual muchas veces se encuentran involucrados algunos legisladores. En ese país se presentó una corporación internacional que fabrica peinetas para adornos femeninos y por alguna razón las fabrican con la parte del tronco del árbol que está unida a las raíces. Esta compañía le propuso al Gobierno extraer esos tocones y plantar dos arbolitos por cada extracción. Magnifica oportunidad para reforestar los bosques de una forma gratuita, pero apareció un diputado que le hizo la guerra frontal a esta proposición en búsqueda de algún tipo de coima y realizó una ofensiva de tal intensidad que la corporación optó por retirar su oferta y marcharse del país. La oportunidad de la deforestación desapareció y con ella la posibilidad de revertir el proceso de convertir el país en un desierto afectando sus posibilidades alimenticias.

Hoy en día dicho diputado ya está fuera del Congreso pero ya el daño está hecho. Posiblemente ya ni recuerde el episodio y mucho menos sienta remordimientos de conciencia por su mercurial actitud que produjo daños ecológicos significativos para esta y las próximas generaciones.

No es posible permanecer al margen de estas dañinas actividades. Es necesario que el Congreso deje de ser un congreso partidario para convertirlo en un poder real que defienda y promueva realmente nuestro desarrollo y la justicia.


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