La Superioridad Femenina

 Hombres y mujeres semi desnudos.

Escuché uno de los interesantes programas Caso Cerrado sobre el reclamo de igualdad de la mujer para para andar semi desnuda como lo hacemos los hombres y deseo expresar una opinión al respecto dejando constancia de que fui parte de Los hijos del Sol: nudista.

El gran error de la humanidad cuando empezó a conocer y usar el método científico fue pretender que teníamos la capacidad de cambiarlo todo, que no existían leyes naturales ni nada que no fuera dictado por nosotros mismos. De ahí nacieron las ideologías por ejemplo, que pretenden crear una NUEVO MUNDO, una NUEVA SOCIEDAD, un NUEVO ORDEN MUNDIAL, etc., etc. Esta pretensión humana fue responsable de millones de muertos, dos guerras mundiales y las más crueles dictaduras de la historia.

Podemos modificar la realidad no construir una nueva. Que pretenciosos y necios podemos ser los humanos.

De todas las especies existentes en nuestro planeta el ser humano es quien nace más indefenso, el criar y mantener nuestros hijos, con suerte, nos puede tomar 20 largos años. Cualquier otra especie desde que comienza a caminar empieza a buscarse su comida y a la madre le toca solamente enseñarle cual es la comida y como conseguirla, en poco tiempo es auto suficiente

En nosotros se debía instalar algún instinto o programa que lograra que el fuertudo del macho cazador/recolector regresara con la comida a donde se encontraba su mujer y sus críos. Hubiese podido comérsela donde la consiguió como hace cualquier macho de otras especies, salvo algunas excepciones que confirman la regla. Ese programa fue su insaciable sexualidad, su imperiosa necesidad por la hembra, no de sus críos como lo ha demostrado el tiempo (los hijos no atrapan a los hombres). En la naturaleza nada es más fuerte que el olor a hembra en el macho.

Cada centímetro de piel femenina, cada curva, cada pelo o cabello, su voz de timbre musical, su olor, sus movimientos, su mera existencia, es deseada con fuerza por el varón y por ello regresaba siempre arrastrando su pesada presa de caza o los fruto encontrados en sus largas caminatas, también eso garantizaba la permanencia de la especie sobre el hostil planeta.

Cuando visitamos un campo nudista, que no todos estamos preparados para hacerlo, o cuando vemos un show donde aparecen decenas de mujeres desnudas o semi desnudas, debemos aceptar que el atractivo efecto de unos bellos senos es anulado, se pierde su efecto por la cantidad y ese resultado debería hacernos reflexionar un poco.

Como hombre reconozco la superioridad de la mujer en muchos aspectos: su forma de enfocar y analizar las cosas, su indiscutible intuición, su capacidad de organizar, su inmenso potencial de entrega y amor y sobre todo su posibilidad de crear la vida (co-crearla con Dios para los que aceptamos la existencia divina)

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La mujer debía ser el centro vital de la familia, el necesario complemento del hombre, la dirección estratégica de la primera célula social y por eso siempre se dijo que detrás de un gran hombre siempre existía una gran mujer. Esa preeminencia merecida fue terminada por la misma mujer cuando dejo de respetarse a si misma y a las otras mujeres, cuando dejó de respetar la posesión exclusiva del varón en la pareja, cando aceptó complacer a los hombres ajenos, cuando por modernismo e igualdad todas abrieron las piernas. La ley natural de oferta y demanda le restó valor al sexo exclusivo, la oferta igualó o superó la demanda y la mujer perdió su puesto de dirección no reconocido pero real.

Antes cuando un hombre se alocaba solo podía acudir a las prostitutas pero éstas no competían con la esposa, ahora la competencia son las amigas, primas, hermanas, en otras palabras, todas y todas perderán el atractivo para el varón si desnudan su cuerpo, porque lo que imaginan los hombres siempre es superior a la realidad en cuestión de sexo.

Ya yo estoy saliendo de la película de la vida y les quiero desear suerte a los especímenes humanos que hoy toman la dirección evolutiva de la especie, piensen dos veces antes de proponer cambios, convénzanse de que contra las leyes naturales nunca podremos prevalecer.