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A lo largo de la historia fuimos gobernados por reyes buenos y malos, algunos encaminaron sus reinos por sendas de relativo bienestar para sus súbditos, influyendo positivamente en el desarrollo de la humanidad, al igual que los contrarios, inversamente. La monarquía abusaba al negar todos los derechos y al cobrar altos tributos para sostener su corte, sus sueños de grandezas y sus guerras, más un largo listado de nobles intermediarios entre el soberano y la soldadesca, después del último, el pueblo.
Pocas rebeliones conocemos contra la monarquía, quizás las posibilidades de vida eran lo suficientemente bajas para que el rey muriera antes de la articulación de una revuelta. Probablemente las conspiraciones de los aspirantes a la corona cambiaban de soberano y de políticas frecuentemente, abriendo compases de tiempo con esperanzas, la vida era corta para todos.
Pero como el reino era una posesión de familia hasta los perversos se preocupaban de no provocar reacciones populares y eso servía de freno a muchos abusos y ávidas avaricias. Esa preservación del reino para la herencia, suavizaba también en muchas ocasiones las inconsciencias abusivas de duques, barones, condes y demás burócratas, quienes apostaban su dignidad, tal cual hoy, a las extravagancias del vivir. Las instancias medias del poder suelen ser peores que el poder último.
Cuando hicimos conciencia del derroche de recursos que las cortes representaban y que los irritantes privilegios de los que se creían diferentes entorpecían el progreso, se definió en un nuevo sistema las ansias de una humanidad unida por el desprecio de sus gobernantes y propusieron el sistema Liberal. “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y su estructura política La República, gobernada mediante la democracia. La conciencia parecía avanzar.
La Libertad es en la mayor parte del planeta una meta a lograr y hoy evidencia retrocesos significativos en las áreas que se asumían como establemente libertadas.
La Igualdad, distinta al igualitarismo pregonado por los socialistas, se refería a la igualdad de derechos que debió acabar con las preferencias y privilegios de la clase aristocrática, pero no fue lograda ya que los nuevos ricos o burgueses asumieron para si los irritantes privilegios reales, creando un tipo de individuo indiferente al bienestar general y que en consecuencia generó su opuesto y la terrible división de las ideologías que ha llevado nuestra civilización a la mayor crisis humana, ecológica y moral de todos los tiempos. Se eliminaron los aristócratas pero permanecieron sus privilegios.
La Fraternidad es una quimera cuando los que toman las decisiones se consideran a si mismos merecedores de ser coronados todos como reyes, reinados cuyo soporte implica indolencia para con todos los demás, quienes no logran satisfacer sus más elementales necesidades, la economía planetaria no soporta tantas cortes.
Esa traición a los principios Liberales llevó a Dostoyevski a decir que la República fue en esencia un cambio de amo: “no se logró otra cosa que renovar el despotismo, los nuevos triunfadores, los burgueses, eran quizá peores que los antiguos déspotas, los nobles”.
Nuestra modernidad ha generado una clase gobernante altamente corrupta en todos los niveles, detenta un poder cuya transitoriedad crea la urgencia de lograr rápidos beneficios personales sin la preocupación de preservar el sistema que no les pertenece. La peor consecuencia no es el empobrecimiento de grandes sectores del género humano, que de por si es explosivo, sino la creación de una clase poderosa, indolente y corrupta fuera de la estructura productiva y que afecta vorazmente las bases del futuro de la humanidad, clase que se encuentra en ambos lados del espectro ideológico, aunque con características propias.
Esta usurpación de privilegios de parte de todos y cualquiera, florece también en las empresas privadas, donde los consejos administrativos degradan el derecho de la propiedad de los accionistas dueños, llegando a quebrar grandes y poderosas corporaciones para mantener sus fastuosas cortes ejecutivas, Enron es un ejemplo. Se está desarrollando una clase ejecutiva contraria al sistema de propiedad de inversión pública y en consecuencia contraria al propio sistema Liberal del cual se benefician.
Va a ser vital encontrar una procedimiento que, protegiendo la propiedad privada, origen del poder y los abusos de esos grupos auto ungidos, reestablezca los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad para avalar un futuro de paz y equidad para toda la humanidad, o no habrá futuro para nadie. Corregir este derrotero no será gustoso para los usurpadores de privilegios y que hoy toman las decisiones. Conste, no soy monárquico.
Pocas rebeliones conocemos contra la monarquía, quizás las posibilidades de vida eran lo suficientemente bajas para que el rey muriera antes de la articulación de una revuelta. Probablemente las conspiraciones de los aspirantes a la corona cambiaban de soberano y de políticas frecuentemente, abriendo compases de tiempo con esperanzas, la vida era corta para todos.
Pero como el reino era una posesión de familia hasta los perversos se preocupaban de no provocar reacciones populares y eso servía de freno a muchos abusos y ávidas avaricias. Esa preservación del reino para la herencia, suavizaba también en muchas ocasiones las inconsciencias abusivas de duques, barones, condes y demás burócratas, quienes apostaban su dignidad, tal cual hoy, a las extravagancias del vivir. Las instancias medias del poder suelen ser peores que el poder último.
Cuando hicimos conciencia del derroche de recursos que las cortes representaban y que los irritantes privilegios de los que se creían diferentes entorpecían el progreso, se definió en un nuevo sistema las ansias de una humanidad unida por el desprecio de sus gobernantes y propusieron el sistema Liberal. “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y su estructura política La República, gobernada mediante la democracia. La conciencia parecía avanzar.
La Libertad es en la mayor parte del planeta una meta a lograr y hoy evidencia retrocesos significativos en las áreas que se asumían como establemente libertadas.
La Igualdad, distinta al igualitarismo pregonado por los socialistas, se refería a la igualdad de derechos que debió acabar con las preferencias y privilegios de la clase aristocrática, pero no fue lograda ya que los nuevos ricos o burgueses asumieron para si los irritantes privilegios reales, creando un tipo de individuo indiferente al bienestar general y que en consecuencia generó su opuesto y la terrible división de las ideologías que ha llevado nuestra civilización a la mayor crisis humana, ecológica y moral de todos los tiempos. Se eliminaron los aristócratas pero permanecieron sus privilegios.
La Fraternidad es una quimera cuando los que toman las decisiones se consideran a si mismos merecedores de ser coronados todos como reyes, reinados cuyo soporte implica indolencia para con todos los demás, quienes no logran satisfacer sus más elementales necesidades, la economía planetaria no soporta tantas cortes.
Esa traición a los principios Liberales llevó a Dostoyevski a decir que la República fue en esencia un cambio de amo: “no se logró otra cosa que renovar el despotismo, los nuevos triunfadores, los burgueses, eran quizá peores que los antiguos déspotas, los nobles”.
Nuestra modernidad ha generado una clase gobernante altamente corrupta en todos los niveles, detenta un poder cuya transitoriedad crea la urgencia de lograr rápidos beneficios personales sin la preocupación de preservar el sistema que no les pertenece. La peor consecuencia no es el empobrecimiento de grandes sectores del género humano, que de por si es explosivo, sino la creación de una clase poderosa, indolente y corrupta fuera de la estructura productiva y que afecta vorazmente las bases del futuro de la humanidad, clase que se encuentra en ambos lados del espectro ideológico, aunque con características propias.
Esta usurpación de privilegios de parte de todos y cualquiera, florece también en las empresas privadas, donde los consejos administrativos degradan el derecho de la propiedad de los accionistas dueños, llegando a quebrar grandes y poderosas corporaciones para mantener sus fastuosas cortes ejecutivas, Enron es un ejemplo. Se está desarrollando una clase ejecutiva contraria al sistema de propiedad de inversión pública y en consecuencia contraria al propio sistema Liberal del cual se benefician.
Va a ser vital encontrar una procedimiento que, protegiendo la propiedad privada, origen del poder y los abusos de esos grupos auto ungidos, reestablezca los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad para avalar un futuro de paz y equidad para toda la humanidad, o no habrá futuro para nadie. Corregir este derrotero no será gustoso para los usurpadores de privilegios y que hoy toman las decisiones. Conste, no soy monárquico.
Víctor Ml. Caamaño
Bendiciones de Dios para ti, y gracias por enviarme tu reflexivo mensaje.
ResponderEliminarTodos los que estamos preocupados por el flagelo de la corrupción y otros
males que estan afectando nuestra sociedad, debemos estar conscientes que es
una lucha de todos y estar unidos. No solamente como espectadores para
observar lo que pasa, sino sumarnos a los que estan luchando para que se
retomen los valores, cívicos, morales y espirituales que se han venido
perdiendo.
Creo que tenemos un remanente de hombres y mujeres en quienes se puede
confiar, pero muchas veces a esos ciudadanos no se les coloca en posiciones
donde puedan encender esa luz de esperanza que nos alumbre el porvenir.
Confía en Dios, y recuerda..."Tu fe nunca será mas grande, que una promesa
de Dios."
Bendiciones,
Nilda
pero como se puede llegar a un mundo mejor si el grado de corrupcion de los seres humanos en tan grande que no se posible derrocar al los de arriba, por que nosotros mismos tenemos los gobernantes que merecemos, creo debe haber un cambio, no de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba, lo cual fomente una reconstruccion en el pensamiento de cada una de las personas que integran la sociedad, por que si bien en algun momento nosotros queremos un cambio, no nos ponemos deacuerdo acerca de como sera esa transformacion
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